AFESA comprometida con la inclusión a través del huerto y el jardín

Afesa Asturias (actualmente Asociación Salud Mental Asturias) es una asociación sin ánimo de lucro fundada en 1991. Su objetivo es «La mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedad y sus familias y/o allegados. La defensa de sus derechos universales y la representación del movimiento asociativo, a través de un modelo de atención de base comunitaria y de la lucha contra el estigma».  En la actualidad cuenta con unos 700 socios y socias, tiene su sede central en Oviedo y una delegación en cada una de las diferentes áreas sanitarias de Asturias. Ocho en total.

Dentro de su oferta de servicios, la Asociación ofrece un programa de inclusión social y laboral a través del huerto y el jardín. Para saber más, nos reunimos con tres de sus responsables Mayús, Jessica (Educadora social) y Llara (profesora de jardinería), quienes nos hablan sobre esta iniciativa, su historia, recorrido y funcionamiento en general.

La primera pregunta es si conocen la disciplina de la HJST, de la que afirman no saber, aunque al explicarles en detalle, sí lo identifican con el trabajo que realizan. Concretamente, el ámbito de su trabajo es dentro de la Terapia Hortícola. Ellas resaltan los beneficios de trabajar en un contexto de naturaleza y al aire libre con las oportunidades que esto implica. Por ejemplo, comprensión de los ciclos vitales y temporales a través de la naturaleza. Jessica, que es educadora social, no tenia conocimientos previos sobre jardinería y horticultura y Llara, que sí tenía estos conocimientos, no tenía experiencia trabajando con personas con enfermedad mental. Tras años trabajando juntas, valoran positivamente las posibilidades que ofrece una terapia de estas características.

Historia, objetivos y sistema de admisión

Al principio, AFESA simplemente buscaba crear un proyecto al aire libre, por los beneficios tan positivos que ofrece durante el proceso de rehabilitación de la persona. Para ello decidieron ponerse en contacto con el SESPA (Servicios de Salud del Principado de Asturias) y con la Fundación Municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Gijón, con los que firmaron un convenio de colaboración. Esto les ha permitido ofrecer, desde el año 2006, un programa de inclusión que ya cuenta con años experiencia. Es una iniciativa muy estable, no solo por su duración, sino también por el nivel de participación alcanzado. Ya que hay varios usuarios y usuarias que participan en este servicio desde que se creó.

El sistema de admisión está muy bien estructurado. Los usuarios y usuarias son derivados a través de los Servicios Sociales, en coordinación con el SESPA. Estos últimos son los responsables del seguimiento y de la coordinación con el equipo de AFESA. Antes de ser derivados, se les explica en detalle en qué consiste el programa, qué se hace y con qué objetivos. Seguidamente, es el propio usuario o usuaria quien decide si quiere probar. A veces, prefieren hacer previamente una visita en la que van acompañados. «Al principio van más reacios, creyendo que no les va a gustar pero, generalmente, la respuesta es muy positiva», nos comentan. Ya en el proyecto, Jessica y Llara son las responsables de analizar cómo puede encajar esa persona dentro del programa, para que se sienta cómoda y parte del mismo.

En el proyecto se trabajan unos objetivos generales, aplicables a todos los y las participantes, como son la autonomía diaria, la interacción social y la adquisición de habilidades laborales relacionadas con los espacios verdes. También se trabajan objetivos más concretos, los cuales son acordados con la persona responsable del Servicio de Salud Mental (SESPA). Con la que se reúnen mensualmente para hacer el seguimiento de los y las participantes. Además de valorar posibles nuevas derivaciones.

La existencia de una programación y unos objetivos previamente establecidos lo consideran imprescindible, pero también afirman necesitar cierta flexibilidad en momentos y situaciones concretas. El perfil de los y las participantes es diverso, por lo que requiere una gran capacidad de observación y empatía para poder ajustar las actividades y alcanzar el bienestar general e individual de los y las participantes. Los retos habituales con los que se encuentran son la variabilidad de estados emocionales, la dificultad para mantener una participación regular, los cambios de horarios para participar en otras actividades,…Llara y Jessica afirman que la creatividad, flexibilidad e improvisación son características indispensables para afrontar el día de día del proyecto. Las actividades habituales del huerto y el jardín, las complementan en el aula donde trabajan competencias emocionales, rehabilitación cognitiva, etc.

afesa Instagram posts - Gramho.comTodo este dinamismo, propio de este tipo de proyectos, sumado al reto que supone trabajar con personas con enfermedad mental, no impide que estas profesionales quieran afrontar nuevos retos en cada convocatoria. «La idea es que el proyecto vaya cambiando, ofreciendo nuevas posibilidades, que esté en constante evolución.» Nos cuentan. Ellas promueven que los usuarios y las usuarias asuman el trabajo en la finca como algo propio, de lo que se puedan sentir orgullosos y orgullosas. Y que lo puedan compartir con personas externas al proyecto para que también puedan poner en valor el trabajo que realizan. Con ese objetivo han creado un blog y han abierto una cuenta en Instagram, donde comparten semanalmente los avances de la finca.

El día a día del proyecto

Jessica y Llara trabajan durante todo el año en la Finca Maravillas, ubicada en Gijón. A diferencia de sus compañeros, que trabajan en la Finca Miraflores y en la que tienen en Arriondas, que abre tan sólo de marzo a diciembre. Por otro lado, Mayús es la encargada de coordinar y de llevar la parte burocrática y administrativa, tan necesaria para que todo funcione a la perfección.

A la Finca Maravillas acuden de media unas 30 personas, siendo algo menor la participación en las otras dos fincas, sobre unas 15 personas. Diariamente limitan la participación a un máximo de 15 personas, para poder ofrecer una atención personalizada. La asistencia es variable, desde algunas que acuden casi diariamente a otras que van una o dos veces por semana.

Los usuarios y usuarias tienen trastornos mentales de diversa índole y gravedad, principalmente esquizofrenia, trastornos de personalidad y trastornos bipolares. La media de edad es de 44 años. Además de los objetivos generales que se han comentado antes, los y las participantes deciden si quieren orientarse al mundo laboral o si prefieren acudir a la finca a modo más ocupacional y recreacional. Se les ofrece esa flexibilidad para que se sientan copartícipes del proceso terapéutico.

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El horario del programa es de lunes a viernes de 10h a 14h. La jornada comienza a las 10 de la mañana cuando los y las participantes se cambian en el vestuario y acuden a la reunión para organizar el plan del día. Las tareas diarias son variadas, pero también hay algunas que son fijas como barrer, fregar o recoger basura. A lo largo de la mañana se realiza un descanso de media hora y sobre las 13:20h se comienza a recoger para finalizar la jornada. Los lunes, miércoles y viernes, se ofrecen sesiones en interior, en las que tan sólo participan ciertos usuarios y usuarias, ya que están adaptadas a sus necesidades específicas.

Llara y Jessica prefieren organizarse semana a semana. A partir de los ritmos de la naturaleza y de las situaciones individuales y grupales de cada momento. Procuran no realizar rutinas muy marcadas para motivar a los usuarios y usuarias. Sí existen unos objetivos generales que acuerdan conseguir en la finca, pero sin marcar tiempos de ejecución cerrados. Por ejemplo, este año (por el 2020), hemos compaginado las actividades de ocio con visitas y excursiones. Y las creativas, haciendo un reportaje fotográfico y creando un mural. Dentro de nuestro servicio se ofrece un programa de inclusión laboral que sí es más estructurado, ya que se deben cubrir ciertos aspectos formativos para su realización.

En la finca trabajan tanto con planta ornamental como hortícola, en interior y exterior. Las verduras y plantas cultivadas se reparten entre los participantes, que se las llevan a casa para cocinar (con sugerencias de recetas) o para regalar. También las utilizan para exponer, junto con otras piezas de artesanía que han creado, en las jornadas de puertas abiertas, ferias y exposiciones que se realizan de forma puntual durante el año para conseguir ingresos extra.

Proyecto de inclusión "Finca Maravillas"   Image may contain: 2 people, people smiling

Financiación

El programa está financiado por la Fundación Municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Gijón, con el que han firmado un convenio de colaboración plurianual (de dos años) y la colaboración de los Servicios de Salud del Principado de Asturias, principalmente, del Área V. Este formato les permite tener cierto margen para organizarse, aunque la financiación es muy justa y no alcanza para comprar todo el material necesario. Por ejemplo la maquinaria, que suele ser una de las partidas más altas. Afortunadamente el mantenimiento de los invernaderos corre a cargo de la Fundación. Este es uno de los motivos por el que se recicla todo, porque quieren maximizar el aprovechamiento de los recursos y depender menos de la financiación. La crisis del 2008 hizo que se redujese bastante el presupuesto que reciben, lo que les obliga, desde entonces, a hacer malabarismos. Por suerte hay interés en que el proyecto siga adelante y esto les da muchos ánimos.

El futuro

Una de las prioridades, la cual consideran un gran reto, es aumentar la participación femenina. La mayoría de participantes son hombres. Las mujeres deciden acudir a otros talleres que son de manualidades o similares. «Cuando es una actividad que requiere salir diariamente de casa, con una orientación más ocupacional, observamos que el número de mujeres empieza a descender», nos comentan. El sistema entiende que una mujer en el domicilio no es tan “problemática” como el hombre, esto es derivado de los roles de género clásicos. En las consultas de salud mental y en los propios servicios que ofrecen, tienen esta misma observación. Para las familias y para las propias usuarias no resulta un problema que se queden en casa, porque entienden que es el rol tradicional. Mientras que no es así para los hombres. Este tipo de cultura o creencia influye muchísimo a la hora de motivar a las mujeres para que participen.

Otro de los retos es, abrir la finca a otros colectivos que puedan enriquecer el proyecto. Por ejemplo, los centros educativos, para que vayan de visita y conozcan el trabajo que hacen. Les gustaría que llegue toda la ciudadanía para que pueda verse como el recurso útil que es. Quizás hacer más colaboraciones y diversificar el trabajo que se hace.

Por otra parte, continuar en la línea de sensibilizar, normalizar y romper estigmas. Compartir el día a día con diferentes colectivos y personas sería muy enriquecedor. Centrarse más en la inclusión social porque la laboral es muy difícil. Y obviamente, mejorar la financiación y conseguir más apoyo institucional, para que existan más espacios abiertos y más posibilidades para trabajar la inclusión social de las personas con enfermedad mental.

Conclusión

Las profesionales responsables del proyecto valoran todo lo que han conseguido con los participantes, los cuales llevan años en la Asociación. En la finca han encontrado su espacio, su lugar, en un entorno agradable y donde se encuentran a gusto. Es un espacio muy motivador, una gran herramienta que les permite trabajar con las personas a diferentes niveles. Es un recurso que está siempre a la disposición de sus participantes, aunque acudan a una formación o encuentren un trabajo (a veces temporal), saben que siempre que lo necesiten la finca está ahí para su bienestar.

El feedback que reciben de otros profesionales les permite darse cuenta de los logros individuales que ha alcanzado con cada usuario, más allá de lo que han hecho en la finca. Los usuarios y usuarias tienen sus funciones, responsabilidades, sus amigos, compañeros. “¡Es la leche! Ves la complejidad del perfil del usuario y a la vez eres testigo de cómo la finca se convierte en un referente para ellos. Es algo que les motiva y de lo que se sienten orgullosos. Sin duda es muy satisfactorio y creemos que otros profesionales deberían animarse a utilizarlo”.