¿Sabías que estar en un jardín no es suficiente para mejorar tu bienestar? Según un estudio reciente de Harries et al. (2025), prestar atención consciente a la naturaleza potencia de manera significativa los efectos positivos sobre nuestra mente y emociones.
La clave: observar activamente
Los investigadores trabajaron en un jardín diseñado para estimular todos los sentidos: colores, aromas, sonidos y texturas. Descubrieron que quienes se concentraban en notar los elementos naturales —el canto de los pájaros, el aroma de las flores, la textura de las hojas— reportaban más emociones positivas y sensación de restauración mental que quienes solo paseaban o se fijaban en elementos humanos como caminos o edificios.

Cómo aplicarlo en horticultura social y terapéutica
- Itinerarios sensoriales: Crea recorridos donde los participantes puedan detenerse y explorar aromas, colores y sonidos.
- Ejercicios guiados: Propón actividades como “escucha los pájaros durante 2 minutos” o “encuentra tres texturas diferentes en el jardín”.
- Señalética inspiradora: Pequeñas indicaciones que inviten a notar detalles naturales fomentan la atención consciente.
- Espacios restaurativos accesibles: Prioriza diversidad de plantas, zonas con sonidos naturales y rincones que inviten a la contemplación.
Beneficio real
Dedicar unos minutos a notar la naturaleza puede transformar un simple paseo por un jardín en una experiencia restaurativa y terapéutica. Cada aroma, color o sonido se convierte en un aliado para la salud mental y el bienestar emocional.

Consejo práctico: En tu próxima sesión, invita a los participantes a cerrar los ojos, respirar profundo y escuchar o tocar su entorno natural. ¡Verás cómo cambia su percepción y su ánimo!